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El blog de Woodsman

Momentos de película

Momentos de película
Anteayer fui a la sesión de medianoche a ver “Antes del Atardecer” . Mientras escuchaba a Ethan Hawke y Julie Delphi hablar como cotorras, no paraba de pensar en mi amiga Justine. Mi relación con ella era completamente opuesta a la que mantienen los personajes de la película. Justine y yo no teníamos química alguna, al menos en lo que a la comunicación verbal se refiere.

Conocí a Justine hace unos 6 años, curiosamente durante el rodaje de una película. Por aquel entonces, tanto ella como yo estudiábamos cine en la misma universidad, en Boston y un amigo común nos había pedido que le ayudáramos a rodar un cortometraje fuera de horas de clase. Yo era el director de fotografía, y ella mi ayudante de cámara. Justine era una versión morena –y en mi opinión mejorada– de Drew Barrymore. Era de esas chicas que no se maquilla nunca, pero no le hacía falta, tenía una belleza natural en la que era difícil no reparar. Traía de cabeza a la mitad de los integrantes del equipo de rodaje, hasta un punto en que llegaba a entorpecer nuestro trabajo, porque andaban todos distraídos con su presencia. Yo di por hecho desde el principio que con tanto moscón revoloteando a su alrededor, Justine nunca se fijaría en mi, así que ni me molesté en tirarle los tejos. Cual fue mi sorpresa cuando una noche al final del rodaje Justine me propuso que fuéramos a cenar a algún sitio juntos, y yo –haciendo un auténtico esfuerzo por disimular mi pasmo– le dije que sí, claro está.

La “cita” fue una auténtica catástrofe. Nos pasamos la noche hablando del tiempo y de otros temas igual de banales. Éramos incapaces de hilvanar más de tres frases seguidas sin caer en el más incómodo de los silencios y cada vez que eso sucedía, ella miraba distraídamente al techo y yo me sentía torpe y aburrido.

Siempre me han atraído las mujeres distintas a mi -creo que fue eso y no su físico lo que me hizo fijarme en Justine-, el problema residía en que nuestras diferencias eran demasiado acentuadas. Justine y yo no teníamos absolutamente nada en común, éramos como el día y la noche. Todo lo que a mi me entusiasmaba, a ella la dejaba fría y viceversa. Ni siquiera nos unía nuestra afición por el cine, pues ella era de esos raros cinéfilos a los que no les agrada hablar de películas.

Ya de vuelta en casa, llegué a la conclusión de que Justine y yo debíamos de ser la pareja más aburrida del planeta. Sin embargo, a la mañana siguiente me sorprendí a mi mismo echándola de menos y alegrándome de corazón al verla de nuevo en el rodaje. Un par de semanas después de acabado el rodaje, Justine me llamó y me propuso cenar juntos de nuevo, y yo pensé: “¿por qué me haces esto?”, pero acepté, claro.

Justine siguió llamándome y proponiéndome hacer cosas y yo seguí aceptando pese a que era evidente que no conectábamos. A medida que pasaba el tiempo fui dándome cuenta de que –aún a pesar de nuestra incapacidad para comunicarnos– me agradaba estar en su compañía. Me gustaba tenerla cerca. Creo que ella sentía lo mismo, porque sin ponernos de acuerdo, ambos empezamos a sugerir actividades conjuntas en las que no tuviéramos que hablar demasiado. Íbamos al cine, jugábamos al baloncesto (me pegaba unas palizas de muerte), hacíamos senderismo y salíamos por ahí en compañía de nuestras respectivas parejas de turno. Un par de meses después de graduarnos, ambos nos mudamos a los Ángeles, al igual que hicieron más del 50% de nuestros compañeros de clase. Yo vivía en North Hollywood y ella no muy lejos, en Burbank, así que nos seguimos viendo a menudo. En muchas ocasiones, y una vez que nuestros silencios dejaron de resultarnos incómodos, sentí el impulso de besarla; pero nunca lo hice. Tenía clarísimo que Justine y yo no servíamos para ser pareja.

A finales del año 2000, mi permiso de trabajo caducó y no encontré manera de renovarlo, y muy a mi pesar, decidí que ya era hora de volver a España. Vendí mi coche y todos mis muebles, me despedí de mis amigos y pocos días antes de nochebuena, crucé el charco a bordo de un avión. Una de las últimas personas a las que vi fue Justine. Me pidió que pasara por su casa de camino al aeropuerto y así lo hice. Estuvimos hablando un rato hasta que llegó el inevitable momento del adiós. Yo me esperaba que me diera un abrazo, pero Justine ––impredecible como siempre–– se me acercó, tomó mi cara entre sus manos y me besó. Fue un beso lento, tierno y tranquilo en el que, en apenas unos minutos, nos comunicamos todo lo que no nos habíamos dicho en dos años con palabras. Luego, me dio un largo abrazo y me susurró al oído unas palabras que jamás olvidaré: “I just wanted to know how it felt like to kiss you”.

Fue un auténtico momento de película. Quizás lo fue precisamente porque surgió entre dos cinéfilos. Probablemente fue por eso que sus palabras sonaron sin querer a guión de Hollywood y quizás es por eso también que mi memoria revive el momento de una manera idealizada, con fotografía en technicolor y casi con banda sonora incluída. Lo que me parece realmente irónico de todo esto es que en "Antes del Atardecer", la película que me recordó a Justine, no se ve ningún beso.



PD. El que quiera leer una reflexión como dios manda sobre "Antes del Atardecer", que le eche un vistazo al blog de mi amiga Patri. No tiene desperdicio.

18 comentarios

woodsman -

Tienes razón, Carlos, a veces la aparente falta de comunicación puede ser fruto del nerviosismo, pero no lo fue en ese caso.

Carlos -

Brrrr... odio esta sensación de llegar tarde a todo...

Vaya Woody, tu relato me ha dejado conmocionado... has hecho muchas de las cosas que yo he querido (secretamente) hacer siempre... como estudiar cine (en Nueva York) y más concretamente Dirección de Fotografia.

Respecto a lo de sentirte así con una persona, eso de no tener nada en común o hablar del tiempo... puede ser una buena señal, puede que los dos esten tan nerviosos por la atracción hacia el otro que no sean capaces de articular palabras coherentes y reflexivas.

Sigo comentado cosas. Nos vemos Woody.

Woodsman -

ERIN, ¿entonces hablas Holandés y Alemán?

Erin -

Ah! Y mi propio destino, si todo va bien, será Michigan (el año que viene). Vuelta a la universidad. Yuuupi! Es que... me aburro si paso demasiado tiempo en el mismo sitio ;-)

Erin -

He vivido (por orden cronológico)en Madrid (mi ciudad natal), Amsterdam (erasmus), Dublin (en busca de aventuras y a lo loco), Ingolstadt (Alemania. Me pasé allí algunos meses por el curro) y finalmente, Barcelona (donde vivo y trabajo actualmente.
;-)

Woodsman -

-INDOMITA, a mi no me frustraba en absoluto porque no estaba a la expectativa de nada.

-NAIA, se quedó en escena.

-mICrO, ¿tu en aquella época estabas en finlandia, no?

-MARIPOSA, ¿NO TE GUSTÓ LA PELÍCULAAAA????? a mi me encantó. Me pareció que el argumento estaba muy bien construído y me gustaron todas las decisiones que tomaron en el guión.

-Gracias VECINITA

-ERIN, un día me tienes que contar sobre los sitios donde has vivido.

-NADDIA, yo pensé que te iban más las historias de Sci Fi que las romanticonas, ;)

-JACARANDA, a mi no me dejó sabor agridulce... bueno, irme de Estados Unidos me dejó un sabor directamente amargo.

jacaranda -

Jo...es una historia fabulosa! De esas que dejan un sabor agridulce y un regalo por siempre en la memoria...

naddia -

En el fondo érais exactamente iguales, dos románticos, encantados de estar juntos pero sin ninguna afición común.

Jo, qué bonito. Jo. Ainx. Pero qué bonito..

Erin -

Vaya historia, Woodsman! Me encanta! A mí me pasa con una persona lo contrario: conecto con ella muchísimo y me encanta hablar con ella y disfrutar de compañía; sin embargo, como pareja, no funcionó.
Yo también sé lo que es dejar distintas ciudades y gente que quieres por allí...Y también he hecho cosas los últimos días antes de irme, que en otra situación no hubiera hecho... Por no quedarme con las ganas!

la vecinita -

Que buen post,sin comentarios..besos

La Mariposa -

Fui a ver este film el mismo día que lo estrenaron. Era una de esas películas que quería ver sola. Y me decepcionó sobremanera. Me aburrí soberanamente.

La idea es buena, pero los actores (y eso que soy devota de Ethan) no dan la talla. Para interpretar una película que consiste en un diálogo, "sólo" en eso, se precisan actores de Oscar.

Lo único que me gustó fue el final, esa insinuación que lo deja todo dicho y que hace que el espectador se quede con las ganas de ver ese beso que ha esperado durante hora y media.

Besos voladores ;-)

pd. Las oportunidades vuelven. Es como un efecto boomerang.

mICrO -

Que historia, se haria un gran guion de ella.

El amor es algo complejo a veces con toda la quimica del mundo no funciona, y otras en un beso se dicen mas que mil palabras.

Sabes que siempre me apene que te fueras de los States, pero ahora hasta me apeno un poco mas.

Un abrazo

Naia -

Sin duda, una excelente escena de la mejor película de amor y juego del destino :)

woodsman -

PATRI (again), en realidad podría haber hecho más referencias a otros post tuyos, porque tú también has hablado de momentos de película y de silencios en alguna que otra ocasión.

woodsman -

-PATRI, estoy de acuerdo contigo. Intentar buscar el orden y la coherencia del arte en la vida es un error. La vida es cahotica e imprevisible y es bueno que sea así.

-MARTA, quizas he sonado más calculador de lo que soy en realidad. Simplemente no tenía las cosas claras y no quería arruinar la amistad que tenía con ella el impulso de un momento.

Ui... se me hace raro hablar así de estas cosas. Sueno como un invitado del programa Salsa Rosa.

Indòmita -

Curiosa historia, bonita quizás, pero yo me hubiera desesperado mucho antes. Me hubiera resultado demasiado frustrante mantener ese tipo de relación durante tanto tiempo.

Marta -

Son varias las personas que han hablado de esa película...
Sobre tu episodio, jo, como puede alguien tener tan claro que no puede servir para ser pareja de la otra persona? me maravilla que alguien pueda pensar así, aunque se muera por besarla, o estar junto a la otra persona.
De verdad, es mejor que un guión de cine.

Un beso

Patri -

La primera cita hablando del tiempo? mmmm hay otros q se pasan su primera cita hablando de chorradas tan grandes como si a la comida le llamas "comida" o "almuerzo"... en fin, yo tb he tenido esa sensación con personas con las q aparentemente tenía una incapacidad para comunicarnos pero q simplemente me gustaba su compañía.
En fin, está bien recordar "momentos d cine" d nuestra vida pq es cierto q el arte siempre ha utilizado la vida real para mimetizarla, lo preocupante viene cuando intentas q la vida se parezca al arte.
(gracias por la referencia a mi post! ;))